Woods llega a Salón de la Fama; lo atribuye al arduo trabajo
Tiger Woods, el más grande de su generación, ocupó su lugar entre los mejores de todos los tiempos el miércoles por la noche, cuando fue exaltado al Salón de la Fama del golf.
Tras su nombramiento como miembro del recinto, el astro compartió una historia de vida sobre su pasión por jugar y su ética de trabajo. Con esa fórmula, Woods está seguro de que se merece los honores.
No habló de sus 82 torneos ganados en la Gira de la PGA, de sus 15 majors ni de las ocho cirugías a las que se ha sometido en el camino.
En cambio, recordó que sus padres se arriesgaron con una segunda hipoteca que le permitió jugar en el circuito juvenil de California. La voz se le entrecortó cuando mencionó a su padre fallecido, quien le dijo que tendría que ganarse todo lo que deseara.
«Si no sales ahí para trabajar y esforzarte, no vas a obtener los resultados», recordó Woods, citando a su padre. «Pero en segundo lugar hay algo más importante. Uno no se merece algo. Hay que ganárselo. Eso definió mi crianza y mi carrera».
Woods fue presentado por Sam, su hija de 14 años, quien dijo que su padre suele predicar ese mismo mensaje ante ella y su hermano Charlie, de 13.